martes, 16 de marzo de 2010

Vinos catalanes en Chile.

El vino perdido los Torres

El seísmo ha afectado a la bodega de la familia catalana en
el valle del Curicó

Curicó

El sol del mediodía quema a 200 kilómetros al sur de
Santiago, donde Miguel Torres hace una pausa en su labor
de gerente y elabora paquetes que llegarán a las familias
de Curicó castigadas por la naturaleza. «Las estamos
ayudando con comida y casas prefabricadas. Hay 25
trabajadores de la bodega que se quedaron en la calle »,
explica.
Torres tiene 36 años y representa la cuarta generación de una
familia catalana que ha hecho del buen vino un blasón. Hace
apenas cuatro meses que se hizo cargo de la bodega chilena.
Hace una semana, Torres estaba en California vendiendo sus
productos. Entonces se enteró del terremoto.Su regreso fue toda una odisea.
«Ha sido terrible, pero al menos la gente está bien. La
construcción antisísmica resistió, la otra, que era
antigua, no ", dice, en pleno trajín. Trescientas barricas de
300 litros quedaron aplastadas por efecto del
terremoto. En uno de los lagares de acero inoxidable donde se
mantenían 100.000 litros de vino se abrió una grieta
por la que se filtró el contenido. Miles
de botellas se hicieron añicos y alguna maquinaria
quedar afectada.
Mientras espera que vuelva la luz eléctrica, las
instalaciones funcionan con un grupo electrógeno propio.
«Las viñas, por suerte no han quedado afectadas. En

un par de días comenzaremos la vendimia », señala.
Los valles de Colchagua y Curicó son puntos cardinales de
la ruta del vino chileno. La bodega Concha y Toro es la
productora más grande del país y quizás la más castigada.
La cámara empresarial estima que se perdieron 125
millones de litros y unas 14 millones de cajas de un valor
de 220 millones de euros, el 12% del total de la cosecha
de 2009.
«En nuestro caso teníamos un excedente que nos permitirá
afrontar los compromisos », comenta Torres.
Su padre
fue, de hecho, el fundador del moderno vino chileno.
Llegó en la década de los ochenta, cuando el recuerdo de
la destrucción de la bodega en Cataluña, como consecuencia
de la guerra civil, todavía estaba presente en la familia.
Ahora es el hijo quien se enfrenta con un desafío
imprevisto. «Sí, pero lo que pasó en España fue peor.

Aquí estamos a largo plazo. Un terremoto no nos

detiene.

nos detiene ».

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