martes, 16 de marzo de 2010

Prehistoria de Terrassa.

Los humanos pasaron por el actual Terrassa hace un millón de años

El yacimiento de Vallparadís conserva herramientas y huesos
de animales devorados

Hace un millón de años, unos humanos nómadas se abalanzaron
sobre un caballo, lo desollaron, lo descuartizaron y
se lo comieron. Luego siguieron la marcha, pero
dejaron para la posteridad unas piedras afiladas y unos
huesos que han terminado siendo de gran valor: se trata de uno
de los restos de actividad humana más antiguos de Europa
occidental, comparables incluso a los de Orce
(Granada) y Gran Dolina de Atapuerca (Burgos). El
paraje en que se desarrolló la escena está hoy en
pleno centro de Terrassa, en el parque urbano de Vallparadís.
Unos investigadores del Instituto Catalán de Paleoecología
Humana (IPHES), dirigido por Eudald Carbonell,
localizaron los primeros restos en el año 2005 a raíz de las
obras de construcción de una estación. Debido a
su particular morfología, ya entonces se les
atribuyó una gran antigüedad, pero ahora han sido
catalogadas y datados con precisión por paleomagnetismo y
resonancia ESR. Los detalles de la investigación se
publican esta semana en la revista Proceedings of
the National Academy of Sciences (PNAS).
Las excavaciones de Vallparadís, que prosiguieron hasta
el 2008, permitieron localizar numerosas herramientas
líticas atribuidas a la cultura olduvayense, es decir,
sencillas piedras de sílex picadas con cantos hasta
formar aristas. Además de caballos, que son abundantes,
entre la fauna destacan restos de cérvidos, bóvidos,
hienas, rinocerontes, elefantes e incontables
micromamíferos. «Hay también hipopótamos, lo que
confirma que la zona era fluvial y cálida hace un millón
de años », dice Juan García, coordinador del trabajo
junto con Kenneth Martínez. «Los estudios refuerzan la
propuesta que los homínidos habitaron de forma
continuada nuestro continente en aquella época »,
insisten ambos.
EN GRUPOS / Una de las hipótesis más atractivas del
trabajo es que los hombres de Vallparadís no eran unos
individuos temerosos, presa fácil de las hienas y los
jaguares con los que convivían, sino auténticos
depredadores que vivían y actuaban en grupos de 10-12
individuos. «No podemos determinar si cazaban sus
presas, pero sí parece claro que eran los primeros en
rendir cuenta de ellas », explica García. No eran carroñeros que
se quedaban con las sobras, que es lo que se creía hasta
ahora. Así lo atestiguan los característicos cortes y las
fracturas detectados en los huesos.
«Su dieta variada
y su capacidad de adaptación les permitían
sobrevivir », prosigue el investigador.
Si no han aparecido restos humanos es debido a varios
factores, manifiesta García. Por una parte, en aquella
época podía haber dos o tres humanos por cada 10.000
caballos, «por lo que la posibilidad estadística de
encontrar uno es escasa », por otra, Vallparadís no
era un terreno con cuevas apto para pasar largas
temporadas, sino un lugar de paso al que sólo

se acercaban en busca de comida. En zonas al aire
libre, además, la fosilización es más difícil.

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