lunes, 29 de marzo de 2010

Avances tecnológicos en Catalunya.

Catalunya estrena el sincrotrón Alba, la joya científica
del sur de Europa

Las solicitudes para hacer uso de la máquina en sus
primeras etapas superan la oferta disponible

• La nueva instalación escudriñarà células,
fármacos y materiales
• Los investigadores españoles ahorrarán en
viajes y en tiempo
• Ramón Pascual: "Lo que ofrecemos es comparable al
mejor del mundo »

Al lado de la carretera que lleva de Sant Cugat a
Cerdanyola, cerca de la Universidad Autónoma de
Barcelona (UAB), emerge un edificio singular con
aspecto de caracol gigante. No es una base extraterrestre
ni tampoco un estadio cubierto, sino una instalación
de última generación dedicada al estudio de la materia y,
por extensión, al progreso general de la ciencia, desde
la química industrial y la microelectrónica hasta los
fármacos y la biología molecular. Sus promotores
confían incluso que se convierta en un
dinamizador económico de la zona. Es el sincrotrón Alba,
la instalación científica más grande y más costosa
de España y del sur de Europa.
Los presidentes José Luis Rodríguez Zapatero y José
Montilla inauguraron la instalación de manera
oficial y también simbólica, porque la máquina no está
acabada del todo. Lo podrían haber hecho hace tres meses,
cuando se puso en pruebas uno de sus sectores, y
también lo podrían hacer a principios del 2011, cuando
empiece a ser operativa y se obtengan los primeros
resultados. Son cuestiones de agenda, pero tampoco importa
mucho: la gran obra pública ya está acabada y sólo
queda por completar el circuito central, el llamado
anillo de almacenamiento. Todo va viento en popa.

A TODA PASTILLA / El sincrotrón, que ha tardado seis años
a construirse, es un proyecto de 200 millones de euros
sufragado a partes iguales por el Estado y la Generalitat.
Se trata en esencia de un anillo de 268 metros de largo
por donde se lanzan electrones que llegan a velocidades
próximas a la de la luz. Cuando esto ocurre, producen
una fina radiación de rayos X-la luz sincrotrón-que es
capaz de atravesar la materia y permite descifrar la
estructura interna y otras características.Utilizando
una metáfora, funciona como un inverosímil
microscopio que ve lo que está oculto, resume el físico
Ramon Pascual, alma mater del proyecto y presidente del
consorcio de gestión. Al tratarse de una radiación
ionizante, potencialmente peligrosa para los usuarios, las
medidas de seguridad son extremas y los muros son de
hormigón grueso.
La plantilla del sincrotrón no llega a las 200
personas, pero por las instalaciones está previsto que
pasen cada año miles de científicos. Unos querrán
observar unos polímeros, otros analizarán células. Muchos de

Ellos viajan actualmente al extranjero porque en España no hay nada parecido.
El más próximo y más visitado es el ESRF, el gran
sincrotrón europeo de Grenoble (Francia). El Alba será
una alternativa muy próxima. «El ESRF-explica Mari
Cruz García, del Instituto de Ciencia de la Materia del
CSIC, en Madrid-tiene unas prestaciones impresionantes,
pero hay problemas de colapso.».

CALENDARIO DE USOS / Alba contará en una primera fase,
en el 2011, con siete líneas o laboratorios donde proyectar
luz sincrotrón. «Disponemos de suficiente masa crítica para
trabajar. De hecho, no sólo tenemos demanda para llenar
las siete líneas-insiste el presidente del consorcio-,
sino que no todo el mundo podrá entrar ». Para los
investigadores de instituciones públicas, a los que les
saldrá gratis, habrá un comité que estudiará las
propuestas, decidirá qué proyectos son preferentes y
establecerá un calendario de uso. Se otorgarán los permisos
dos veces al año.
En cuanto al sector privado, podrá enviar personalmente
investigadores para que trabajen o bien podrá llevar
muestras para que las procese el personal del
sincrotrón. Unas cuatro horas con el Alba les costará unos
4.000 euros, una tarifa muy competitiva, según
Pascual. Como pagarán, tendrán preferencia.
Sin embargo, para el presidente del consorcio, el problema
es otro. «Es triste, pero no hay casi ninguna
empresa en España que utilice la luz sincrotrón para
sus investigaciones-lamenta-, por lo que si
dentro de 10 años lográramos alquilar a manos privadas el
5% del tiempo sería un éxito fabuloso ".
En Grenoble, que
tienen más de 20 años de experiencia, la facturación
privada no llega a este porcentaje. En cualquier
caso, los responsables de la instalación española
confían en que la presencia del Alba generará usuarios
nuevos. «Estoy convencido de que habrá gente interesada,
individuos que no habían pensado en utilizar un
sincrotrón porque no tenían ninguna cerca », concluye,
confiado, Pascual.

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