martes, 16 de marzo de 2010

Messi y Unicef.

Messi se estrena como imagen mundial de la Unicef y
pide «humildad» al Barça para no reírse de la
desgracia blanca

Ofrece todo su apoyo a los niños desfavorecidos

«Tengo tres hijos y te hacen más caso a ti que a mí».
La frase, contundente y cómplice, de Philip O'Brien,
Director Global de Alianzas Corporativas de Unicef, se
retruena ayer con fuerza en la sala París del Camp Nou. Al
su lado, el protagonista de la frase, sonreía
tímidamente, Como siempre. Halagado por tanto de elogio y
«Emocionado», como confesó después, al ser nombrado
embajador global de buena voluntad del organismo que
tutela de la infancia en el mundo.
Leo Messi estaba visiblemente emocionado - «es como recoger
un trofeo »-, responsabilizado y« comprometido »con su
nuevo papel. El de embajador mundial. «Sé que hay
millones de niños que no están bien, que tienen enfermedades y
que no se alimentan bien ni tienen educación », dijo
la estrella azulgrana, intimidado por el aspecto que
presentaba la sala. A la derecha, tenía Joan Laporta, el
presidente del club; izquierda, en O'Brien, el
representante del organismo, y delante tenía su
familia, Pep Guardiola, su entrenador, Xavi, su
compañero, que estaba escondido en las últimas filas, mientras
todo de niños, con la camiseta azul de Unicef,
disfrutaban de una mañana insólito. Eran al lado de Messi y
poco después pisar el césped del Camp Nou con el
niño que se hizo estrella en Barcelona. El niño que
todavía habita en ese cuerpo de mago, capaz de viajar a
«África, en Haití o donde haga falta para ayudar a los demás
niños ».
Sin Ibra ni Guardiola
Messi, que asume un cargo que ostentan, entre
otros, la reina Rania de Jordania, los actores Mia
Farrow y Orlando Bloom, la cantante Shakira y el tenista
suizo Roger Federer, recibió ayer una insignia en la
solapa de su chaqueta que simboliza la ayuda a los
niños desfavorecidos. Y en su primer acto como
embajador global de Unicef, el delantero apela • lar a
la «humildad» para no reírse de la desgracia blanca en
Europa. «Lo que pasó es un aviso para nosotros. A
la Champions no hay favoritos. Hay que jugar cada
partido como si fuera una final. Debemos tener los pies en
tierra ».

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