domingo, 30 de mayo de 2010

Curan la "vista cansada"

Los médicos acarician una solución total e incruenta de la vista cansada

  1. Una potente descarga de luz infrarroja sobre la córnea resuelve la visión borrosa sin cortar el ojo
  2. Tres clínicas oftalmológicas catalanas tratan la presbicia con rayos láser poco o nada invasivos

Cumplir 45 años es motivo suficiente para que, de pronto, una mañana, sea imposible leer cómodamente el periódico. La letra impresa de los diarios se ve borrosa y descifrar los mensajes del móvil resulta un imposible para quien ha entrado en el amplio mundo de los présbitas, los que sufren presbicia: la vista cansada. Son 1.800 millones de personas en todo el mundo (sin contar a los africanos) y se calcula que en el 2020 serán 2.300 millones. En España sufren presbicia 10 millones de ciudadanos –1,5 millones en Catalunya–, de los que, se calcula, más del 50% no corrigen de forma satisfactoria su falta de nitidez y precisión visual. Esta molestia, que impide ver con claridad, afecta al 100% de las personas que han pasado los 40 años (aunque no todas lo noten al principio), y eliminarla de forma incruenta es un objetivo permanente de oftalmólogos de todo el mundo.
A esa solución se acerca un innovador tratamiento con láser de luz infrarroja que desde hace un mes se ofrece en Barcelona. A diferencia de los rayos láser empleados hasta ahora en oftalmología, la nueva técnica corrige la presbicia sin recortar la córnea ni pasar por el quirófano.

EN LAS MOLÉCULAS / El nuevo láser en cuestión, de la modalidad femtosegundo, utiliza la tecnología de micropulsos lumínicos: con una longitud de onda distinta a la de la luz blanca, emite sobre el centro de la córnea 10 trillones de disparos de fotones infrarrojos por segundo. El tratamiento dura 20 segundos. Esa enorme cantidad de energía, concentrada en tan poco tiempo, rompe la estructura molecular de las células, la curvatura de la córnea se altera y permite recuperar el abombamiento que el ojo precisa para ver con nitidez de lejos y de cerca.
«La presbicia desaparece», según ha comprobado su introductor en Catalunya, Joaquim Cabot, director del Institut Oftalmològic de Cirugia Avançada de Barcelona. «Esa altísima energía cambia la curvatura de la córnea sin alterar el tejido –afirma Cabot–. El paciente no siente dolor porque todo sucede en pocos segundos y no queda cicatriz ya que no hay herida. Horas después, ya puede leer sin gafas».
Si las anteriores soluciones quirúrgicas de la vista cansada tienen un efecto temporal –causado por la progresión de la presbicia–, la acción de este láser infrarrojo perdura de forma prácticamente indefinida, sostiene Cabot. «La corrección de la córnea que conseguimos prevé la evolución fisiológica de la presbicia y, si quien se trata tiene 45 años, dejará de sufrirla hasta pasados los 60», asegura. Esta técnica, patentada como Intracor por sus creadores, una empresa situada en Múnich (Alemania), se aplica en Madrid y en el resto de Europa. Han sido tratadas unas 2.500 personas, indican.

OTRA NOVEDAD También desde hace un mes, el Instituto Barraquer de Barcelona aplica un nuevo láser corrector de la presbicia –denominado presbylasik– que tornea y recorta ligeramente la córnea hasta darle una curvatura que imite a la que tuvo el cristalino. Ese torneado, una leve ablación de la capa corneal externa, se aplica en cinco minutos y corrige de forma casi completa la visión borrosa. El Instituto Dexeus acaba de incorporar el mismo recurso.
En el Barraquer, familia de oftalmólogos desde hace varias generaciones, son poco partidarios de ofrecer técnicas aún no consolidadas, explica Elena Barraquer, especializada en el implante de las lentes intraoculares bifocales con las que desde hace años se modera la presbicia. Barraquer desaconseja aplicar un remedio para la presbicia antes de cumplir los 60 años, con el fin de dar tiempo a que la progresión de la vista cansada haya concluido. Cabot aconseja todo lo contrario –actuar al inicio de la presbicia–, si se recurre al láser infrarrojo.
El ojo humano enfoca y ve con precisión gracias a la flexible capacidad de abombamiento y adaptación que tiene uno de sus componentes internos, el cristalino, un diminuto músculo ovalado que, cuando pierde elasticidad por cuestiones de edad, da lugar a la presbicia. Aunque en los últimos años han aparecido soluciones quirúrgicas definitivas para la miopía
–dificultad para ver de lejos–, y la hipermetropía –mala visión cercana–, no ha ocurrido lo mismo con la vista cansada, que ha contado con remedios de resultado incompleto, no siempre aconsejados por los propios oftalmólogos.

GRAN RETO La solución de este extendido problema visual no es sencilla, advierte la doctora Barraquer. «A partir de los 40 años, el cristalino, la lente natural del ojo, pierde la capacidad de enfocar con precisión de lejos y de cerca, y no hay forma de devolverle esa flexibilidad original», asegura Barraquer. «La ciencia no ha dado aún con la forma de hacer que el cristalino recupere su flexibilidad de acomodación», coincide Cabot. Intentos no faltan, pero las gafas de aumento todavía son la opción general. Las utilizan más del 50% de las personas que sufren algún problema de visión.
La presbicia se ha logrado resolver temporalmente con el implante de lentes intraoculares bifocales que intentan suplir al enfoque perdido, una intervención excesivamente agresiva en opinión de la mayoría de afectados. También se ofrece la monovisión: el implante de una lente que corrige en un ojo la visión de cerca, y de otra en el segundo ojo que resuelve la vista lejana. La nitidez visual conseguida es mejorable, reconocen los especialistas. «Ninguno de los métodos quirúrgicos propuestos ha sido capaz de restaurar la capacidad dinámica del ojo humano para enfocar a todas las distancias», concluye Barraquer.

No hay comentarios:

Publicar un comentario